Hace ya varias décadas, el fallecido Manuel Fraga Iribarne acuño la famosa frase “La calle mía”, en la época en la que este regentaba el Ministerio de la Gobernación.  Ahora, en pleno año 2012, con escasos 100 días de malGobierno del popular Mariano Rajoy, esta frase vuelve a estar más de moda que nunca.

Tras que el Partido Popular ganara las últimas elecciones generales, las Delegaciones de Gobierno pasaron de manos socialistas a manos populares. Desde que esto tuvo lugar, las bochornosas actuaciones policiales no han dejado de tener lugar, sin que esto conlleve el cobro de responsabilidades políticas.

En primer lugar fueron las indiscriminadas cargas policiales acontecidas en diversas movilizaciones del movimiento 15M en Madrid. Pasadas las semanas, tuvo lugar el florecimiento de la llamada “Primavera Valenciana”, en la cual la Policía Nacional cargó indiscriminadamente durante varios días contra indefensos estudiantes, en su mayoría menores de edad. Las bochornosas imágenes de estudiantes menores de edad apaleados por agentes policiales recorrieron el mundo entero, sin que ningún responsable político rindiera cuenta alguna.

Los últimos desmanes policiales han tuvieron lugar durante la el transcurso de la jornada de Huelga General del pasado 29 de marzo. Aquel día, tres jóvenes barceloneses fueron primeramente detenidos y después encarcelados acusados de desordenes públicos y otros cargos. Ese mismo día, un joven de Vitoria-Gasteiz, fue apaleado por agentes de la Ertzaina. Este joven estudiante que se encontraba participando en un piquete informativo-estudiantil de forma pacífica, tal y como han señalado diversos profesores de varios por lo que paso dicho piquete, cayo semiinconsciente en el suelo tras recibir el impacto de una bola de goma en la cabeza a poca distancia. Tras caer al suelo malherido, presuntamente recibió varios golpes de los agente lo largo de su cuerpo, y un miembro de la hertziana le metió en la boca las octavillas que el propio herido iba repartiendo. Este joven a día de hoy aun se encuentra gravemente hospitalizado, sin que ninguna autoridad se haya dignado a emitir una explicación o a ofrecer una disculpa a la familia.

Estos condenables acontecimientos son un rancio vicio de la derecha española,  a la cual parece escocer cualquier tipo de protesta o movimiento popular ajeno a sus intereses. Se antoja impensable que en plena siglo XXI se siga recurriendo a la violencia como mecanismo de desmovilización y coacción social, sin que ningún responsable político rinda cuentas a la justicia. Estas deleznables actuaciones nos hacen retroceder la memoria a los años en los que los grises sembraban el terror por las calles de nuestras ciudades con el único objetivo de perpetuar la dictadura fascista.

Los citados grises en su época tenían el deber de hacer silenciar  a las voces que pedían libertad frente a la dictadura franquista, y hoy en día son las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado quienes instrumentalizadas por el PP se afanan por intentar silenciar cualquier tipo de critica a la situación actual; falta de democracia, recortes en Educación Pública, Reforma Laboral, etc.

Por mucho que pasen los años, la derecha española sigue temiendo de forma atroz a la Democracia y sique actuando de idéntica forma frente a la critica ciudadana.

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